Artrosis de columna

Cada vértebra se articula y mueve con la que tiene por arriba y por abajo. Cada vértebra tiene relación con la vértebra de arriba y abajo mediante un disco intervertebral y dos pequeñas articulaciones facetarias.

Como cualquier articulación éstas pueden desgastarse generando unas articulaciones alteradas o artrósicas que no funcionen correctamente. Una de las consecuencias directas de este fallo de las articulaciones artrósicas es que se mueven peor, generando rigidez, que es uno de los síntomas frecuentes, junto con el dolor. Esos dos síntomas, rigidez y dolor, suelen acompañar a los pacientes que tienen en la columna.

La artrosis de columna también puede tener otras consecuencias, como la compresión e irratación de los nervios, en el caso de la estenosis, o el desplazamiento de dos vértebras entre sí como es el caso de la espondilolistesis.

El diagnóstico no es complicado. Tras una entrevista y una sencilla exploración puede sospecharse de la presencia de artrosis de columna.

Se confirma con pruebas radiológicas de imagen. Con rayos X se puede observar facilmente, aunque se suele recurrir a estudios más completos como la Resonancia y TAC, especialmente para descartar la presencia de otras lesiones, como la estenosis de canal.

Parte del tratamiento va a ir encaminado a mitigar los dos síntomas fundamentales, de dolor y rigidez. La realización de ejercicios específicos, estiramientos, la potenciación muscular, son indudablemente beneficiosos si se padece artrosis de columna. En ocasiones se precisa de analgesia.

Si las medidas anteriores son insuficientes se puede recurrir a tratamientos más agresivos como los bloqueos facetarios. Éstos consisten en introducir medicación sobre la articulación artrósica. También se puede eliminar la sensibilidad de las articulaciones mediante la radiofrecuencia. Ocasionalmente es necesario recurrir a la cirugía, aunque sobre todo se recurre si la artrosis se asocia a otras lesiones como la estenosis o la espondilolistesis.