Fracturas vertebrales
¿Qué son las fracturas vertebrales?
Las vértebras, como otros huesos del esqueleto, pueden romperse o fracturarse con golpes, accidentes y traumatismos. Las vértebras tienen una especial anatomía, y tienen muy cerca estructuras muy sensibles que pueden lesionarse a consecuencia del mismo golpe que ha generado la fractura. La estructura que tiene alto riesgo de lesión con una fractura vertebral es la médula espinal y los nervios que de ella emergen.
Las fracturas pueden generar una lesión neurológica por irritación de la médula o nérvios, o una deformidad de la columna que genere dolor.
Existen condiciones como la osteoporosis o algunas enfermedades reumáticas que hacen que las fracturas sean más frecuentes o con patrones especiales.
¿Cómo se diagnostican las fracturas vertebrales?
El diagnóstico se realiza con una entrevista en la que se identifica un evento que ha podido causar la fractura, con una exploración física y con un estudio radiológico. Las radiografías simples pueden ser suficiente para identificar la existencia de una fractura, sin embargo no es raro recurrir al TAC o a la Resonancia Magnética (RM) para poder describir la magnitud y gravedad de la fractura. Las fracturas vertebrales se pueden clasificar según su forma y mecanismo causal.
¿Cómo se tratan las fracturas vertebrales?
Las fracturas se tratan dependiendo de la gravedad de las mismas y de la presencia o no de lesiones de la médula y nervios, así como de otras lesiones adicionales.
Las fracturas menos graves se pueden tratar únicamente con analgesia y un reposo relativo. Las intermedias pueden tratarse con una ortesis o corsé, que ayuda a que la fractura cure en la posición correcta. Las fracturas graves o con lesión neurológica asociada requieren una intervención quirúrgica.
La cirugía de las fracturas tiene distintas variantes y opciones, dependiendo de sus características y de las del paciente. Se pueden realizar cirugías menos agresivas en algunos tipos de fracturas cuando llevan poco tiempo de evolución. En las más graves, o que presentan una lesión de la médula, se requieren cirugías más agresivas para garantizar que la columna sane en la mejor posición y con las mayores garantías de recuperación.
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