Osteoporosis de columna

Dr Alberto Hernandez Especialista en Columna Vertebral

El hueso es un tejido que tiene una estructura interna que le da sus propiedades de resistencia mecánica. La pérdida grave de esa estructura se denomina osteoporosis. La osteoporosis es la enfermedad metabólica ósea más frecuente, afectando a casi 200 millones de personas en todo el mundo. La estructura del hueso se mantiene en un delicado equilibrio entre la formación de hueso (realizada por células llamadas osteoblastos) y la destrucción natural de hueso (realizada por las células llamadas osteoclastos). Cuando predomina la destrucción respecto a la formación se produce un debilitamiento de la estructura, generando osteoporosis y facilitando que la el hueso se rompa o fracture ante pequeños golpes o traumatismos.

La osteoporosis predispone a que quien la padezca tenga fracturas sin grandes accidentes. Los huesos que más fácilmente se fracturan en presencia de la osteoporosis son las vértebras de la columna.

El diagnóstico de la osteoporosis se realiza valorando la fragilidad del hueso: su densidad mineral ósea o DMO, mediante una prueba que se llama densitometría (DEXA). Si la DMO es menor a 2,5 desviaciones estándar de la DMO de pacientes jóvenes (T-SCORE) se considera diagnóstico de osteoporosis (según la International Osteoporosis Fundation y la Organización Mundial de la Salud-OMS).

Antes de que se produzca una fractura osteoporótica se puede intuir en la radiografía simple cierta transparencia de la vértebra, aunque sólo cuando ya se ha perdido más del 30% de la masa ósea. La manifestación problemática de la osteoporosis es la fractura vertebral, que se puede producir con poco traumatismo o accidente, e incluso en ocasiones de manera espontánea o sin que la paciente recuerde una caída concreta (tras agacharse o incluso toser).

Las fracturas vertebrales más habituales son las dorsales bajas o lumbares. Otras localizaciones menos frecuentes pero posibles son las fracturas del sacro.

El síntoma más frecuente es el dolor, que puede ser de más o menos intensidad. Ocasionalmente pueden ocasionar afectación neurológica por compresión de la médula o de las raíces nerviosas.

Hay fracturas vertebrales osteoporóticas que deforman la vértebra dejándola en forma de cuña o cifosis, lo que puede condicionar dolor crónico.

El tratamiento se basa en 4 aspectos:

Evitar caídas. Para ello hay que mantener la casa bien iluminada y despejada de objetos con los que tropezarse. No realizar tareas de riesgo o que faciliten caídas de altura. Graduar la vista y si hay cataratas valorar la necesidad de cirugía con su oftalmólogo.

Realizar ejercicio físico. El ejercicio con rutina y constancia ha demostrado enormes beneficios en prevenir caídas y mejorar el estado del hueso y los músculos.

Cuidar la alimentación e ingesta de calcio y vitamina D. Se recomienda aumentar la ingesta dietética (en la comida) de calcio y vitamina D. Las recomendaciones para calcio y vitamina D son una ingesta de 1000 a 1200mg/día de calcio y 800 UI/día de vitamina D. Si hay una fractura se recomienda 2000 UI/día de vitamina D hasta la curación de la fractura. También se recomienda cuidar y si es necesario suplementar la dieta con suficientes proteínas (1gr/kg/día de proteinas).

Tratamiento farmacológico. Existen distintas opciones de medicamentos que están orientados a frenar la destrucción de hueso o estimular su formación, dependiendo del tipo de osteoporosis que se padezca o de la existencia o no de fracturas.

Estos 4 enfoques están orientados a evitar la fractura, que es el riesgo real de la osteoporosis.

Si se ha producido una fractura vertebral con traumatismos pequeños debemos sospechar que está producida por una osteoporosis, esté esta diagnosticada o no.

El primer paso es tratar el síntoma predominante que es el dolor, con analgésicos de mayor o menor intensidad.

El segundo paso es evitar que la fractura produzca una gran deformidad de la vértebra, que pueda generar síntomas crónicos, para lo cual se suele prescribir algún dispositivo ortopédico tipo corsé o fajas especiales.

Si existe una gran deformidad o existe dolor mal controlado se puede plantear la cirugía, que suele consistir en la cementación de la vértebra mediante vertebroplastia o cifoplastia. Ambos son procedimientos mínimamente invasivos que refuerzan la vértebra para que quien padece la fractura vertebral osteopórica recupere lo antes posible sus rutinas. Tras el tratamiento de la fractura vertebral osteopórotica es necesario instaurar las 4 medidas previamente citadas, porque quien padece una fractura vertebral osteoporótica puede padecer una segunda.

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